En el curso de las investigaciones que el autor llevo a cabo con el propósito de reunir un conjunto de artes y tradiciones puertorriqueñas como elemento básico para establecer un museo de este aspecto de nuestro patrimonio cultural, el mismo se percató que el arte del retrato-miniatura se cultivo en Puerto Rico en años del Siglo XIX con notable encierro y en cantidad apreciable. Atraído por el encanto e interés de las miniaturas y estimulado por el deseo de darlas a conocer, el autor intensificó las encuestas de campo en buscar testimonios adicionales del cultivo de este arte en la Isla.