En esta obra meticulosa y rigurosa, el autor ilumina un capítulo poco explorado de la historia puertorriqueña: la importación de confinados chinos, especialmente para trabajar en la construcción de la Carretera Central entre San Juan y Ponce, entre 1865 y 1880. El resultado de esta investigación es una visión más abarcadora, matizada y humanista de la inmigración extranjera en la Isla, desde fines del siglo XIX hasta nuestros días.