El Programa de Voluntarios de la Fundación Luis Muñoz Marín cuenta con más de 30 años de servicio ininterrumpido a la comunidad y hoy cuenta con más de 25 voluntarios activos que laboran en nuestras facilidades. La labor de la Institución no es posible sin la efectiva ayuda y cooperación de personas que donan su tiempo para realizar trabajos relacionados a la limpieza y organización de los materiales históricos que se encuentran en el Archivo Histórico de la Fundación. La colaboración de los voluntarios ha sido de gran ayuda para que las presentes y futuras generaciones de puertorriqueños conozcan, estudien y aprecien este importante legado histórico.
Si desea formar parte de nuestro equipo de voluntarios, favor de comunicase al:
Tel: (787) 755-7979 Ext. 108
Correo electrónico: info@flmm.org
6 Mar 2016
Mildred Rivera Marrero
riveramildred56@gmail.com
Twitter: @MildreddRivera
“The Search for Political Meaning” es un título muy sugestivo y de gran actualidad en este año electoral y, sin embargo, es el nombre de un documento que forma parte de la colección del fallecido abogado y analista político Juan Manuel García Passalacqua.
Es uno de los cientos de documentos donados a la Fundación Luis Muñoz Marín (FLMM), que pasarán por las manos de un grupo de voluntarias y voluntarios, en su mayoría jubilados, que se encarga de la etapa inicial de limpiar, remover las usualmente mo- hosas grapas y registrar el contenido en una carpeta. Entre página y página también descubren y comentan datos inéditos de la historia del País o de la persona a quien pertenecía el material, que luego pasará a otras manos que lo catalogarán y digitalizarán para hacerlo disponible al público.
El grupo se reúne en un salón, de 2:00 a 5:00 p.m. y, después de los consabidos saludos, se sientan en dos mesas, se ponen guantes plásticos y usan unos cepillos de cerdas suaves para sacar polvo y hongo de los documentos. Con una especie de cuchillita remueven grapas y las sustituyen por presillas plásticas.
En la mesa en la que trabaja Eurípides Rodríguez Báez hay una es- pecie de libro que resulta ser la Ley para Establecer el Código Electoral de Puerto Rico, de 1971.
Eurípides es el único varón del grupo de los lunes, por cuyas manos han pasado las colecciones del escritor y profesor Pedro Juan Soto, del investigador y coleccionista del arte puertorriqueño Teodoro Vidal, y del exrector de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Ismael Rodríguez Bou, entre tantas otras.
El hombre está medio jubilado, pues sigue laborando algunas horas como agente de seguros, profesión en la que comenzó en 1968. Inició yendo a las tertulias que organiza la institución y “desde entonces he estado aquí porque me identifico con el proyecto de esta familia”, dice quien lleva unos cuatro años como voluntario.
A su lado, Carlos García, quien comenzó como voluntario en el 2004, y quien es del grupo que va los martes y jueves y que este día está de visita. “Me retiré en el 2004, pero siempre he estado ligado a trabajos comunitarios”, explica el hombre que trabajó como delineante arquitectónico en las constructoras Bird Construction y Rexach Construction. Una de las mejores experiencias que ha tenido ha sido trabajar con fotografías que documentan el proceso de construcción de obras emblemáticas en las que laboró y que fueron respaldadas por el Banco Gubernamental de Fomento, como el hotel Caribe Hilton, el antiguo Centro
De Convenciones en el Condado y el hotel La Concha.
“Esto mantiene a uno a la expectativa de la vida, porque uno retirarse para sentarse en un balcón no tiene mucha validez. Esto es una enseñanza compartida”, sostiene Carlos sobre el trabajo voluntario.
“Esta es la historia de Puerto Rico que no se ha escrito”, acota, por su parte, la exjueza Carmen Julia Ortiz, quien aún mantiene práctica privada como abogada. “Este tiempo es para mí”, señala sobre el tiempo que le dona a la institución, mientras hojea un documento del 1970 sobre los temas de campaña del senador Luis Negrón López. Carmen Julia también asiste a la FLMM los jueves, para sembrar plantas y limpiar en el parque Doña Inés.
“Lo mejor de todo es que la pasamos tan bien. Nos llamamos y vamos al cine, al teatro, nos reunimos en una casa”, destaca Lucy Monserrate sobre el carácter de socialización que tiene el trabajo en grupo.
“Lo que hemos encontrado aquí es amistad y compañerismo”, añade Eulalia Combas, quien se desempeñó como profesora de decoración de interiores en la UPR y quien comenzó su labor voluntaria en el parque.
Lolita López, quien trabajó 40 años como secretaria en la UPR, lleva cerca de 10 años donando su labor a la institución y también comenzó en el parque. “Veo ahora ese parque Doña Inés y siento un orgullo y satisfacción”, revela Lolita, quien también es voluntaria en el Museo de Arte de Puerto Rico.
“Es bueno usar el tiempo de uno en algo valioso que no sea todo el tiempo limpiar y atender a los hijos”, explica la banquera retirada Iris Medina.
Mientras, sentada frente a ella, la abogada jubilada Ana Olivencia indica que “el trabajo es espectacular y siento una conexión en este lugar porque yo vine de niña y vi la esencia de este lugar, que es la casa (de Luis Muñoz Marín), que es el centro de la Fundación”.
“¡Mira!”, interrumpe una de las voluntarias mientras muestra un papel que resulta ser un telegrama.
“El voluntariado es bueno porque sabes que estás haciendo algo, no solo para ti sino para los demás”, concluye Carmen Sara Látimer, quien trabajó como secretaria en La Fortaleza en tiempos de Muñoz Marín.
“El voluntariado es bueno porque sabes que estás haciendo algo, no solo para ti sino para los demás”
CARMEN SARA LÁTIMER
Retirada